jueves, 23 de julio de 2015

"Pagar los platos que ha roto otro capullo"

Gran frase aplicable a ambos sexos. Aquí solo hablo de capullos, porque como hable de capullas no terminaría jamás, y por supuesto, de mi experiencia personal.

Si remonto la vista a hace 11 años, cuando besé por primera vez a un chico, la lista sería interminable, por lo tanto, mencionaré a los más significativos.

Hay capullos de todas las clases y en todas las circunstancias posibles... Como por ejemplo ese capullo que me volvía loca con sus ojos cristalinos. Ese que llegó, se fue, volvió y, como no quise tener relaciones sexuales con el, se buscó a otra. Esa otra que cuando me vio, se comió a besos a ese capullo (literalmente). Un capullo con cómplice, pero... ¿Qué coño le había hecho yo a la tía esa para que me restregara a ese tío por la cara?... ¿Envidia?, no sé...

El capullo que pone los cuernos yo lo llamaría... HIJO DE LA GRAN PÉ. Se lía con la novia de su mejor amigo (otro con cómplice), lo sabe todo el santo mundo, y encima, tienen el valor de mentirme, y de reírse de mí. Todo sale a la luz de nuevo y como imbécil, perdono (pero no olvido). Y más tarde, se lía con otra de la que ya sospechaba (cosa que supe tiempo después). Y claro, obviamente, me deja por sms. Todo muy "OK".

El capullo mentiroso que según él no miente tiene mucho delito. Se va de viaje, queda con una tía, ¿¡y pretende que mi mente pensante no se de cuenta!? ("Piensa mal y acertarás"). Después de que pasara de mí como de la mierda, va y me deja por MSN... ¡QUÉ ORIGINAL!. En fin... El karma lo puso en su sitio.

Están los típicos que se acaban de dejar con sus novias y están dolidísimos porque les han puteado o porque les han dejado por cualquier razón (porque son unos capullos, por ejemplo). Para ellos soy el prototipo de "chica puente", un mero pasatiempo hasta que encuentran a otra o, en su defecto, vuelven con sus respectivas ex novias. De estos me he encontrado a unos cuantos, cada uno con su movida particular.

Y bueno... Luego está "el capullísimo"... La persona a la que más he amado, y a la vez, a la que más odio y rencor le guardo. Ese capullo por el que di todo y más, y que de manera "explicable", ese todo se fue a la eme... Creí ver la perfección en él, estaba hecho para mí, pero la relación era insostenible. Y tras aguantar numerosos desplantes y movidas varias, va y me deja por Whatsapp (otro con estilo).

No me caracterizo por ser mala persona, por eso no encuentro explicación lógica a todo esto. Siempre doy todo lo que puedo, lucho y me entrego, pero por esa razón tienen de sobra y no recibo lo que realmente merezco. Por eso aprendí a no esperar de los demás lo que yo doy, porque si lo espero me llevo numerosas decepciones (aplicable con cualquier persona). Tampoco voy a ser una capulla porque nadie se lo merece (o sí, según se mire). Hay mucho que contar sobre esto y muchas más historias además de este resumen.

Así que, ¿cómo quieres que confíe en alguien que puede llegar a ser un capullo por el simple hecho de ser un tío y andar conmigo?. Como ves, ya me he quedado sin vajilla...  Vamos, que si Amy Winehouse, Adele y yo hubiéramos podido coincidir, escribiríamos las canciones más tristes de la historia.







lunes, 20 de julio de 2015

"¿Por qué no apareciste antes?"... La respuesta a tu pregunta:

  Es muy simple. Solo tengo que lanzar la vista atrás en el tiempo... Unos 11 o 12 años aproximadamente.

  Yo era una niña fuera de lo común. Llevaba otro peinado, vestía como no solían vestir las chicas de mi edad (y mucho menos las de tu entorno), íbamos a distintos colegios y pertenecíamos a clases sociales totalmente contrarias (cosa que no ha cambiado mucho).

   Antes era más decidida, más cara dura, mucho más ingenua (eso por supuesto) y mi autoestima era mayor que actualmente.

   Te veía y eras el REY de los chicos (a pesar de no ser el líder absoluto de tu pandilla). No sé si el más guapo, ni el más apuesto, tampoco sé si eras la mejor persona del mundo, ya que apenas habíamos cruzado 3 palabras.

Supongo que pensarías de mi: "Vaya tía fea, maleducada, obscena..." Y un largo etcétera. Tampoco pregunté, ni me lancé, tampoco me quería arrimar mucho a ti por miedo al rechazo.

  Pero al final conseguí cruzar más de un par de palabras. Una tarde para 4; tú, tu amigo, mi amiga y yo. No conseguí nada en absoluto, solo que me recordaras años más tarde.

   Te perdí la pista completamente. Supongo que tú harías tu vida como yo hice la mía. Crecimos cada uno a su manera, cada uno bajo sus circunstancias (favorables y no tan favorables). Hemos cambiado, madurado, envejecido... Somos 2 desconocidos de nuevo...

   Y otra vez, vuelta a empezar. Verte de forma salteada, dudar de si eras tu o no, cruzar miradas y ni siquiera supe decir ni un simple "Hola, ¿me recuerdas?", con un subtexto en mi cabeza que diría "Si, la que estaba completamente majara y perdía el culo por ti. Esa que aunque duda de si eres tú o no, te recuerda y que de algún modo no te olvidó del todo. Esa que ahora mismo tiene un subtexto en la cabeza hablándole y diciendo en silencio que pare ya de pensar bobadas..."

  Hasta que llegó el día. El día de enfrentarme a aquel miedo de acercarme y preguntar si eras tu o alguien que se te parecía. Y lo hice (y a gusto me quedé). Lo que vino después espero que lo recuerdes, a duras penas yo lo recuerdo. Me acuerdo de dos frases: La primera es la pregunta del título y la segunda fue: "Vaya, ya estamos pagando los platos que ha roto otro capullo" (me marcó notablemente). Quizá no fui sincera del todo, pero hoy reconozco que, por alguna razón, no estaba del todo cómoda. Era demasiado idílico, demasiado bueno para ser verdad. Tú, yo y nada más. No podía ser más perfecto, pero, hubo "errores" que se podían haber cometido más adelante y no en ese momento.

   Al día siguiente fue maravilloso ver tu nombre en la pantalla de mi móvil, de hecho, lo tuve que mirar 2 veces, ¡No me lo podía creer!. Pero conforme pasaron las horas se fue desinflando todo ese cúmulo de sensaciones. Solo quedó vacío. Y observando me di cuenta de que obviamente no soy gran cosa. No puedo competir con una operación de pecho, unos ojos claros y una melena larga.

   Días más tarde quise dar señales de vida a modo: "¡Eh! ¡Estoy aquí!", sin obtener una respuesta. Quizá por esa razón no aparecí antes.

  Es tan duro sentirse así, de la manera en la que me sentí después de aquello. Quizá a ti nunca te lo hayan hecho y no sepas lo frustrante que puede llegar a ser (y aún más si eres una mujer con el autoestima por el subsuelo).

  Después de todo esto, más de una pregunta ronda por mi cabeza ahora... ¿De verdad formulaste esa pregunta de corazón?, ¿era simplemente palabrería?, si no lo era ¿qué quisiste decir con eso realmente? ¿por qué me lo preguntaste?. Si solo era para ese día, ¿por qué te tomaste tantas molestias?, ¿por qué me regalaste los oídos? ¿por qué me escribiste al día siguiente?... Son tantas dudas...

Quizá sea una cobarde por no decirte esto frente a frente, por no llamarte o escribirte y contártelo, o por otro lado, quizá sea una valiente por arriesgarme a que esto llegue hasta tus ojos. También puede ser una completa pérdida de mi dignidad al hacerlo de esta forma, o también una muestra de que deseo por todos los medios sacarme esa espinita que llevo clavada. De cualquier forma, siempre pienso que si alguien no se va a quedar, que se lleve sus recuerdos de mi cabeza, antes de que me vuelva aún más loca. Si por el contrario quiere quedarse, aquí estoy, espero que no se le haga demasiado tarde, espero que no tenga que pasar una década para volver a verle.