jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Y qué pasa con las chicas del montón?

¿Y qué pasa con las chicas del montón? 

Siempre me pasa que, cuando un tío me gusta, llega otra con más tetas que yo y me lo quita... 

Las chicas del montón estamos como casi hechas. Nos falta de "esto", nos sobra de "esto otro", pero tenemos un "esto" increíble... Pero en conjunto, no llegamos a ser una "buena unidad", al menos así me siento yo. 

A ver, hay distintos tipos de chicas: Están las pijillas (con su pelo largo y maravilloso, siempre como una flor de pitiminí), las del "rollo" (con su "swag" y sus gorras). Y luego están las que se suelen ver por Instagram: las "súper tatuadas", las "súper maquilladas", las "súper operadas" y las que llevan tatuajes, maquillaje y silicona, todo a las vez. Y no se queda ahí la cosa, que también están las "bloggers" de moda y las "pijas retro-vintage modernas" (las típicas que son tan modernas que llevan todo lo que se lleva a la vez, pero que van monísimas). También están ahora por todo Instagram las tipo "Kim Kardashian" (también operadas, por supuesto) con tetazas y culazos colosales. Y no me puedo olvidar de las "gordibuenas", esas chicas guuuapísimas con unos supuestos kilos de más según los medios. También hay variaciones, que son las que mezclan algunos de estos tipos de mujeres.

Vale, pues las chicas del montón somos las que no encajamos en ninguno de estos grupos. No somos pijas porque nuestro poder adquisitivo no es alto, no somos del rollo porque no nos va eso de llevar gorras planas, tampoco tenemos una súper población de tatuajes por nuestro cuerpo, vamos maquilladas porque no nos queda más remedio (de alguna manera hay que venderse), obviamente no hemos pasado por el quirófano para ser de plástico (el bajo poder adquisitivo), no somos bloggeras de moda porque tampoco hay dinero para costearse la moda, y tampoco podemos ir del todo retro-vintage porque nos pasamos o no llegamos, y eso queda mal o no queda. 

En resumidas cuentas, no podemos ser modelos de nada, no llamamos la atención, somos como una especie aparte, casi en extinción. Lo más seguro es que la gran mayoría de nosotras no somos malas personas, incluso habrá algunas que sean personas maravillosas, con una personalidad impecable, pero, ¿Por qué no se fijan en nosotras? ¿Por qué es tan cruel la sociedad que no nos tiene apenas en cuenta? ¿Acaso hay que ser adinerada o acomodada para entrarle por el ojo a alguien? ¿Estamos destinadas a pasar por todos los desplantes que nos hacen el resto de personas?

Yo, como chica del montón, he llegado a la conclusión de que la única persona que me puede valorar más que cualquier persona que exista en la faz de la tierra soy yo misma. Me siento orgullosa de ser del montón. 

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