domingo, 16 de octubre de 2016

Decepciones a secas Vol. 2: Remover la mierda en círculos y otras formas de destrucción.

No han inventado aún las palabras para definir lo que siento ahora mismo. Lo han vuelto a hacer. Han vuelto a cambiarme, a sustituirme... ¿Algo mejor? ¿Algo más fácil? No, algo diferente. Nunca me habría imaginado esa excusa... Piensa mal y acertarás, y no me equivocaba... Son muchas a mis espaldas ya, y no me merezco esto.


A veces parece que lo que una misma siente no cuenta. Siempre he dejado de lado lo que a mí me pudiera pasar por preocuparme de lo que sienten los demás. Ahora, es la primera vez que impongo mi orgullo por encima de lo que siento o sienten, y la verdad, no sé muy bien cómo funciona esto... Me han tratado tantas veces como un ser inferior (o al menos así me he sentido) que ya no sé ser quien fui, una persona con carácter que no se dejaba torear ni pisar por nadie... Anularon por completo lo que era y hoy cargo con todas las consecuencias, cargo con cosas de las que me hicieron sentir culpable. 


Duele. Duele tanto... Todo lo que he soportado de lo cual no tienen ni idea y me encantaría gritarlo, solo para que quizá su dolor sea menor, o para que quizá mi carga pese menos. Para que entiendan por qué me comporto de ciertas maneras, por qué digo lo que digo y por qué siento lo que siento.


No quiero unos brazos que rodean a mil más, me hacen sentir como eso, una de las mil. Y no. Creo que valgo mucho más que para eso. Ya me han hecho sentir así más veces y no necesito que se repita.


Me cuesta creer, confiar... Y cada vez se va haciendo más grande esa bola de desconfianza. Por más bonita que es una mirada, una palabra, más hiere dentro del alma. 


Lo mejor de todo es que tuve que escuchar: "No eres nada fuerte", de alguien que no sabe absolutamente nada de mi historia, que no se puede llegar a imaginar nada de lo que he llegado a experimentar. De alguien que tampoco se ha preocupado mucho por saberlo... Me encantaría que supiera, al menos una mínima parte...


Quizá me quedé con ganas de ese abrazo, quizá debería haber soltado todo lo que se me estaba pasando por la cabeza... Pero, ¿para qué? Eso no cambia absolutamente nada... Los hechos quedan ahí perpetuos, y de nada vale abrir un corazón que ya está hecho mil pedazos por enésima vez consecutiva. Parece una puta broma. 


"Música para mis oídos, medicina para el alma." DésiDele Winehouse. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Decepciones a secas: Ya no quedan más huecos para más suturas.

Esto es un "Deja Vu" constante, la historia se repite de manera cíclica. Otra decepción más para la lista. Me voy quedando sin papel al igual que me quedé sin vajilla. Estoy tan cansada... La vida nunca deja de ponerme a prueba y he decidido que me lleve el aire.


Herida de nuevo, más por lo que imagino que por lo que vieron mis ojos y escucharon mis oídos. Todos los esquemas que conseguí ordenar con muchas lágrimas de nuevo están esparcidos por el suelo. Las agujas que cosen de nuevo el "mío-cardio" están oxidadas y no pueden coser un tejido que está hecho harapos y remendado hasta la saciedad. 


No quiero que me mal interpreten. Quizás no tenga "La Razón" pero sí que tengo "mis razones". Claro que si algo que no es mío no lo puedo reclamar, es lógico. Pero hablo más allá de lo material o lo físico, hablo de mis sentimientos, y eso sí que es mío.


Yo, que ya he vuelto una y mil veces, que me he levantado del fondo porque no se podía caer más bajo. Yo que he visto y he vivido episodios en los que lo único que quieres es apartarte y dejar sitio... Aquí ando abatida, con las armas en una mano y el corazón en otra, queriendo tirarlo todo al suelo, levantar las manos, dejarlas al aire, porque esta vez me rindo. 


Como sé que el dolor es inevitable y el sufrimiento es opcional, he decidido terminar el capítulo y comenzar otro. Incluso estoy planteándome terminar este libro y comenzar uno nuevo. Total, como ya dije en entradas anteriores, para que nos hagan daño siempre hay tiempo. 






sábado, 26 de marzo de 2016

Muletas y decepciones Vol.2: La soledad no nos trata bien.

Sí. Vivo en una "edad del pavo" constante porque cuando tuve edad para hacerlo no pude vivirlo. 

Quizá me adelante muchas veces a los acontecimientos y digo cosas sin pensar en el daño que puedo hacer, pero nunca con mala intención. Supongo que es un rasgo de espontaneidad que poseo, y muchas veces sale cuando no sé muy bien qué decir. Cuando tengo que medir mis palabras porque, ignorante de mí, no sé cómo puede reaccionar el otro individuo. 

Sí. En ocasiones soy lista y me paso, pero, se me da mejor hacerme la tonta, total, ya piensan que lo soy solo por quedarse con la imagen más superficial de mí. 

Una persona no se puede cansar de otra solo por el hecho de que la persona "cansante" haga un comentario (sin ánimo de ofender), sin que la persona "cansada" explique unos motivos. No es culpa de la persona "cansante" que la persona "cansada" sea más cerrada (emocionalmente) que una coquina fuera del mar. 

Por eso es mejor una buena disculpa a tiempo para no llegar a mayores.. Pero... ¿Acaso la persona ofendida se cree con derecho a ofender a la persona ofensora?... Es en ese momento cuando la razón que tiene uno mismo se pierde... Pero eso mucha gente no lo sabe. 

Ayudar nunca está de más, incluso se agradece esa ayuda que no sabemos pedir. Pero aún quedan personas con vendas en los ojos que se permiten el lujo de aparentar un estado de ánimo cuando todo está desolado (en ese saco me incluyo). La diferencia está en que hay gente que de alguna forma se siente agradecida, otras personas solo creen que le echan en cara todo cuanto han hecho por ellas, sin saber en el fondo que es solo un recordatorio y quizá una señal que indica que la otra persona necesita más ayuda aún que uno mismo.

En fin, solo queda decir que se puede estar de acuerdo o en contra, pero siempre con argumentos. Al fin y al cabo, para que nos rompan el corazón siempre hay tiempo. 

domingo, 6 de marzo de 2016

Muletas y decepciones: Mis necesidades.

Aún a día de hoy, con mis 25 años, no sé qué necesito, pero sé de sobra lo que NO.

No necesito que me controlen, que me manipulen, que estén pendientes de mí. Tampoco necesito pena, lástima o sobreprotección. Soy fuerte, sé por lo que he pasado y soy consciente que es el tiempo el que pone todo en su lugar. 

No necesito más amagos, tampoco que queden bien conmigo, no tengo por qué escuchar explicaciones que no he pedido. No necesito ni celos, ni envidias. Tampoco quiero estar pegada 24 horas hablando con una pantalla, ni que se convierta en obligación llamar por teléfono una vez al día. No necesito que me presionen o presionar. No está demás que se preocupen por ti de vez en cuando, no está de más que exista alguien que esté ahí tanto en las alegrías como en las tristezas, en los logros o en los fracasos. Que esté ahí como necesidad fisiológica y mental.

No necesito regalos de cumpleaños, aniversarios o fiestas navideñas, los mejores regalos son los momentos vividos, las sonrisas robadas. No necesito discutir, no necesito saber qué hace la gente sin mí... 

En ese momento necesitaba vomitar palabras, pero solo podía vomitar lágrimas. Necesitaba salir de ahí, huir como lo hago cada vez que puedo. Necesitaba escuchar un "todo irá bien", un "poco a poco" o un "a mí me pasa lo mismo contigo"... Necesitaba lo que estaba pasando mientras reinaba el silencio, pero que ese silencio significara la misma cosa para ambos. Necesitaba saber, necesitaba resolver dudas... Necesitaba estar cerca o estar muy lejos. Necesitaba que todo esto no hubiera pasado, o que hubiera pasado con  otras circunstancias dadas, para que todo saliera bien. Supongo que de momento no soy suficiente para alguien.

No necesito más preguntas porque, por H o por B, siempre tienen la misma respuesta. 

domingo, 14 de febrero de 2016

San Valentín: El amor no está de moda.

El 14 de Febrero es "genial" (por describirlo de alguna forma) para la gente en pareja. Hay 3 tipos de "enamorados":

1.- Los que se regalan cosas, son súper felices en sus redes sociales y hacen de su amor algo público (como si nadie más estuviera enamorado).

2.- Los que reniegan de San Valentín (pero en el fondo les gusta, aunque no lo reconozcan) y dicen que hay que amarse a diario.

3.- Los que no hacen de su amor una prensa rosa en Facebook y se regalan momentos durante todo el año. 

Después está la parte oscura de todo esto: la gente que no tiene pareja. También existen varios grupos de esto:

1.- Los que confían en el amor pero aún no lo han encontrado. Se lamentan de estar solos el 14 de Febrero.

2.- Los que no tienen pareja porque no quieren.

3.- Los supervivientes a numerosos desengaños amorosos.

4.- Los amantes no correspondidos.

He llegado a la conclusión de que a partir de la invención de la palabra "follamig@", todo el romanticismo y el amor se han ido a la 'eme'... Son personas que no quieren complicarse la existencia satisfaciendo completamente sus necesidades fisiológicas. Por una parte no lo veo mal, lo respeto. Pero por otra pienso que, en la mayoría de los casos, siempre sale uno mal parado (véanse los puntos 3 y 4 de los desemparejados), de hecho, he recibido más puñaladas de este grupo de individuos que teniendo pareja (no quiere decir que las puñaladas fueran más fuertes, no confundamos los términos).

Nos hemos cargado el romanticismo. Yo creo que en el fondo y en mayor o menor medida nos gusta sentirnos queridos, nos gusta que alguien nos soporte, nos gusta tener a alguien para soportar. El amor a veces duele, pero no mata, nos prepara para personas que llegarán en un futuro, nos hace más fuertes (o gorditos de comer helado). San Valentín, a pesar de ser un invento meramente comercial, se puede celebrar de muchas maneras, aunque la mejor se vivir en un 14 de Febrero constante...

Tememos al amor como si de la misma muerte se tratase. A todos nos han herido alguna vez, pero no hay que culpar al amor de todo eso. No existen dos personas iguales, por eso no existen dos maneras idénticas de amar.

Nuestros antepasados han luchado contra amores no correspondidos y matrimonios de conveniencia durante siglos, y ahora nosotros estamos destruyendo nuestra libertad (por la que tanto se ha luchado) de elegir y no dejar escapar a la persona que queremos que permanezca a nuestro lado. 

Que cada uno ame como, cuando y donde quiera, el caso es querer.