La Pava Real
miércoles, 1 de noviembre de 2017
Yolcuecuechca: Días que es mejor no levantarse.
Tengo tantas dudas en este instante... Pero es absurdo que las cuestione cuando sé que no obtendré una respuesta.
Quiero que llegue la noche. Quiero dormir para dejar de pensar. Quiero que la pesadilla se termine dando comienzo a un nuevo día, en otro tiempo, en otro lugar... Lejos, muy lejos de aquí. Aunque a veces piense que la fuerza se me agota, mañana ya no existirá este rato de drama y basura emocional.
No te enfades, nadie lo va a entender.
jueves, 12 de octubre de 2017
Cambios: Tiempo y música como terapia.
Estamos hechos para aprender, por eso la vida nos va dando lecciones, las cuales, si no las aprendemos, nos las vuelve a poner en el camino. Algunos lo llaman "patrones de conducta" y y yo decidí cambiar los míos. Y aún así, sigue apareciendo ese "déjà vu" constante. Antes me lo hubiera tomado de otra manera, ahora simplemente he aprendido a dejarlo ir. Ya no me complico, ni me torturo, ni siquiera me cuestiono. Porque soy quién soy y lucho por quien quiero llegar a ser. Una vez mi abuela le dijo a mi madre: "De todos mis nietos, Désirée es la que tiene el corazón más grande". Hoy entiendo que me enseñó a coser para poder recomponerlo cada vez que me lo han hecho añicos. Por eso lucho día a día por ser mejor persona, para que ese comentario sea una verdad absoluta.
A día de hoy no me vale con intentar las cosas. Tengo que hacerlas y si no quiero seguir adelante con ellas, las aparto, les dejo espacio a las cosas nuevas que van llegando. No me complico. Complicarse solo sirve para perder el tiempo, y es como cuando cruzo por un paso de peatones sin semáforo, digo que "son gratis", porque apenas hacen esperar, no hacen que pierda el tiempo, porque el tiempo es oro y es de lo más valioso que tenemos los humanos.
A veces miro atrás para darme cuenta de lo que tengo delante. Pero "un delante" que se resume en un "aquí y ahora". El pasado solo me recuerda lo valiente que puedo llegar a ser y la mujer en la que me he convertido. Hace tiempo pensaba que me dañaría mil veces antes de herir a nadie. Hoy pienso que la primera persona a la que no volveré a hacer daño seré yo. Soy muy honesta con todo el mundo, pero también he aprendido a serlo conmigo misma. A veces me salto ese hecho haciéndome la tonta (viendo de antemano lo que va a pasar o lo que está pasando y permitir que pase), pero no significa que lo sea. Observo muy bien a las personas y aunque no diga nada, me doy cuenta de todo, de cada gesto, cada palabra, mirada, esbozo de sonrisa, emoción, mueca... Sé cuál es el subtexto de cada cosa... Percibo donde puede haber bondad y donde puede haber maldad. Quizá por eso valoro tanto que las personas sean honestas conmigo, porque prefiero una verdad a tiempo, que una mentira o una verdad a medias (u oculta) que yo tenga que descubrir. Pretendo rodearme de gente con alta calidad humana, por eso, a veces, se agradece que quien no aporte desaparezca.
Tras todo lo vivido, cada golpe, caída, flecha directa al alma o incluso fracaso, he sabido descifrar con el tiempo la lección que debí aprender. He hecho de la adversidad un gran maestro que ha sabido enseñarme lo más crudo y lo más cocinado de esta vida. Antes no le hubiera deseado a nadie que se pusiera en mis zapatos y mi piel, ahora os lo recomiendo, quizá para entenderme o quizá, más que nada, para que veáis que hago lo mejor que se puede llegar a hacer, VIVIR.
Soy la persona más fuerte que conozco. Soy una superviviente y seguiré sobreviviendo.
martes, 28 de febrero de 2017
El destino ha hablado: Si antes lo dudaba, ahora lo corroboro.
48 horas y media, y no has tenido ni 5 minutos para verme, y eso que me dijiste que tenías todo el tiempo del mundo. "Donde no hay hechos, las palabras tienen alas". Esa ha sido la conclusión a la que he llegado después de una conversación. Otra vez siento que me has vacilado lo más grande... Cuando yo me he plantado aquí e incluso he puesto de mi parte cuando dije que quería que las cosas fluyeran... Pero tu pasividad ha ganado, y yo... Bueno, yo estoy cansada.
De nada me vale leer (porque escuchar, no lo he escuchado) que en el pasado hubiera sido diferente cuando en el presente todo sigue igual. Sigues igual. Mostrar interés por alguien no significa arrastrarse. Y si hay falta de interés... Hay falta de todo, hay nada.
No puedo creerte cuando tus palabras van en contra de los hechos. Es una contradicción en forma de jeroglífico que no puedo descifrar. Y no entiendo nada. Cuando estoy lejos es "H" y cuando estoy cerca es "B".
No sé, ponte por un momento en mi piel y léete, a ver cómo te sienta, a ver qué se te puede pasar por la cabeza. Lógicamente, tu falta de empatía no te permitiría ver más allá de tus narices. Me sorprendería si no fuera así. Pero hazme caso y léete, después dime qué harías tú.
He hecho el imbécil, como siempre. ¿Para eso querías que lo que te he contado hace poco te lo contara hace meses? ¿Para qué? ¿Para que estuviera ahí "por si las moscas"? ¿O cómo va todo esto? Otra vez soy la segunda opción, el segundo plato para todo lo que haces, el Plan B, C o D, porque yo no sé cuales son tus planes.
Ojalá jamás te sientas como yo me siento ahora mismo. Hemos removido la mierda del pasado solo para hacerme sentir como ya me había sentido muchas veces. Ya lo tenía olvidado y supongo que donde hubo fuego, cenizas quedan. Esta vez me lo he creído tanto que parece de broma. Pero sin querer o queriendo, has vertido agua sobre lo que quedaba encendido. Supongo que te tendría que conocer otra vez, quizá en otra vida para poder creerme las cosas que me dices.
Y hoy ya no escribes, me imagino que para qué, si ya te dije dos o tres veces que iba hoy. Ya no tendría sentido, ni siquiera una disculpa por no haber pod(quer)ido. Pero no puedo esperar de ti que tú hagas lo mismo que yo haría.
Esta idiota se va con una decepción más en la maleta.
domingo, 22 de enero de 2017
No me gustan los domingos: Momentos de reflexión.
No, no me gustan. Los domingos son de pensar, y ya pienso demasiado el resto de días de la semana.
Jamás me he sentido tan libre, tan independiente, tan... Yo. Pero, por otro lado, me siento atada, encadenada y esposada a cosas: al tabaco, al azúcar, a mi cama, y a veces, a personas. Nunca quiero sentirme atada por una persona. No me refiero a enamorarme, a eso ya no le tengo miedo. Me refiero a que alguien maneje mis hilos y yo permita ese suceso. No tengo la necesidad. Nacemos solos y morimos solos. Es tan cierto como que estás leyendo esto.
No tengo la necesidad de comunicarle a alguien cada paso que doy, ni tampoco hacer público algo que es mío y de otra persona, no me apetece que alguien más sea partícipe. No hay algo como la intimidad de ese sentimiento tan profundo.
No tengo la necesidad de que me traten como al último excremento de la tierra, ni de que me recuerden que no valgo para algo, de lo que hago mal... No. Me niego a que me levanten la voz y menos en público. Me niego a depender de qué dirá si hago esto o lo otro... Me niego rotundamente a esa clase de maltrato psicológico que parece haber salido de la posguerra.
Me niego a esa clase de "romanticismo" que no hace más que contaminar las relaciones. Me niego a la toxicidad que rezuma alguien con inseguridades y complejos. Y aún más, me niego caminar detrás de alguien que se cree con derecho sobre mí, que se crea que soy su propiedad. No me has parido, no me has comprado... No soy un mueble o un elemento de decoración.
Me niego a coartar la libertad de alguien que camine a mi lado. Me niego a contaminar con mis inseguridades. No tengo la necesidad de necesitar a alguien. No tengo la necesidad de hacer un espectáculo público, porque los sentimientos no dejan de ser abstractos, no se ven, solo se sienten, por lo tanto, solo se vería una fachada. Además, los espectáculos ya los tengo en el teatro y no en la vida real.
"Todos somos ángeles con un solo ala, y únicamente podemos VOLAR* uniéndonos los unos con los otros"
*VOLAR: Si alguien nos ata, volar es imposible para ambos.
Lo que da de sí un domingo...
domingo, 16 de octubre de 2016
Decepciones a secas Vol. 2: Remover la mierda en círculos y otras formas de destrucción.
No han inventado aún las palabras para definir lo que siento ahora mismo. Lo han vuelto a hacer. Han vuelto a cambiarme, a sustituirme... ¿Algo mejor? ¿Algo más fácil? No, algo diferente. Nunca me habría imaginado esa excusa... Piensa mal y acertarás, y no me equivocaba... Son muchas a mis espaldas ya, y no me merezco esto.
A veces parece que lo que una misma siente no cuenta. Siempre he dejado de lado lo que a mí me pudiera pasar por preocuparme de lo que sienten los demás. Ahora, es la primera vez que impongo mi orgullo por encima de lo que siento o sienten, y la verdad, no sé muy bien cómo funciona esto... Me han tratado tantas veces como un ser inferior (o al menos así me he sentido) que ya no sé ser quien fui, una persona con carácter que no se dejaba torear ni pisar por nadie... Anularon por completo lo que era y hoy cargo con todas las consecuencias, cargo con cosas de las que me hicieron sentir culpable.
Duele. Duele tanto... Todo lo que he soportado de lo cual no tienen ni idea y me encantaría gritarlo, solo para que quizá su dolor sea menor, o para que quizá mi carga pese menos. Para que entiendan por qué me comporto de ciertas maneras, por qué digo lo que digo y por qué siento lo que siento.
No quiero unos brazos que rodean a mil más, me hacen sentir como eso, una de las mil. Y no. Creo que valgo mucho más que para eso. Ya me han hecho sentir así más veces y no necesito que se repita.
Me cuesta creer, confiar... Y cada vez se va haciendo más grande esa bola de desconfianza. Por más bonita que es una mirada, una palabra, más hiere dentro del alma.
Lo mejor de todo es que tuve que escuchar: "No eres nada fuerte", de alguien que no sabe absolutamente nada de mi historia, que no se puede llegar a imaginar nada de lo que he llegado a experimentar. De alguien que tampoco se ha preocupado mucho por saberlo... Me encantaría que supiera, al menos una mínima parte...
Quizá me quedé con ganas de ese abrazo, quizá debería haber soltado todo lo que se me estaba pasando por la cabeza... Pero, ¿para qué? Eso no cambia absolutamente nada... Los hechos quedan ahí perpetuos, y de nada vale abrir un corazón que ya está hecho mil pedazos por enésima vez consecutiva. Parece una puta broma.
"Música para mis oídos, medicina para el alma." DésiDele Winehouse.
miércoles, 12 de octubre de 2016
Decepciones a secas: Ya no quedan más huecos para más suturas.
Esto es un "Deja Vu" constante, la historia se repite de manera cíclica. Otra decepción más para la lista. Me voy quedando sin papel al igual que me quedé sin vajilla. Estoy tan cansada... La vida nunca deja de ponerme a prueba y he decidido que me lleve el aire.
Herida de nuevo, más por lo que imagino que por lo que vieron mis ojos y escucharon mis oídos. Todos los esquemas que conseguí ordenar con muchas lágrimas de nuevo están esparcidos por el suelo. Las agujas que cosen de nuevo el "mío-cardio" están oxidadas y no pueden coser un tejido que está hecho harapos y remendado hasta la saciedad.
No quiero que me mal interpreten. Quizás no tenga "La Razón" pero sí que tengo "mis razones". Claro que si algo que no es mío no lo puedo reclamar, es lógico. Pero hablo más allá de lo material o lo físico, hablo de mis sentimientos, y eso sí que es mío.
Yo, que ya he vuelto una y mil veces, que me he levantado del fondo porque no se podía caer más bajo. Yo que he visto y he vivido episodios en los que lo único que quieres es apartarte y dejar sitio... Aquí ando abatida, con las armas en una mano y el corazón en otra, queriendo tirarlo todo al suelo, levantar las manos, dejarlas al aire, porque esta vez me rindo.
Como sé que el dolor es inevitable y el sufrimiento es opcional, he decidido terminar el capítulo y comenzar otro. Incluso estoy planteándome terminar este libro y comenzar uno nuevo. Total, como ya dije en entradas anteriores, para que nos hagan daño siempre hay tiempo.